Hace unos meses os hablé de la peluquería extrema que viene haciéndose en diversos certámenes de mascotas en perros (principalmente en Caniches gigantes que son más vistosos). Hoy quería comentados que, esta tendencia capilar llamada Grooming Art, también ha llegado a los gatos. Los mininos más peludos se convierten, a base de maquinilla, tijeras y tientes especiales, en dragones, mapaches de fantasía y hasta Picachus. Lejos de aberraciones como la cometida por la escritora rusa Lena Lenina que mató a su gato por pintarle de rosa y cuya noticia soliviantó a organizaciones pro defensa de los animales y al resto de la humanidad, me pregunto… ¿se animaría Karl Lagerfeld a hacerle uno de estos peinados (la doble C de Chanel, por ejemplo) a su querido Choupette?
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